SEÑOR DIRECTOR:
Los estudiantes norteamericanos perdieron en total seis meses de horas de clases presenciales debido a la pandemia durante 2020 y 2021. Según el Banco Mundial, eso significa una pérdida promedio de 6 meses de aprendizaje. Esta cifra es más del doble de lo que fue en países como Bélgica, Holanda y Alemania, y el triple de lo perdido por China. Además, la cifra esconde desigualdades típicas de los promedios. Si bien todos los estudiantes contaban con clases online en ese periodo, el efecto de estar sin clases presenciales es aún mucho mayor en los más vulnerables. Es un huracán educacional nunca visto, y cuyo ojo pega aún más fuerte a los estudiantes de familias más desventajadas.
El Plan de Rescate Americano anunciado por Biden, es un plan de 130 mil millones de dólares y a 3 años. Escalando a la población estudiantil de Chile, equivale a dedicar 8 mil millones de dólares. Es un monto similar al de toda la deuda acumulada por CAE.
El plan de Biden implica tutorías, clases presenciales extras en las tardes y en el verano. La mejor evidencia muestra que es la única manera de rescatar a las víctimas de este mega huracán. Si los estudiantes norteamericanos logran realizar dos meses extras de clases presenciales durante este año escolar, Biden habrá podido reducir la pérdida a solo cuatro meses. En los próximos dos años reducirán los cuatro meses faltantes. El Departamento de Educación hará un seguimiento del uso de las escuelas de los programas de aprendizaje de verano.
Debido a la pandemia, hasta diciembre 2022 los estudiantes de Chile ya llevaban perdido prácticamente más de un año y medio de clases presenciales. Es un enorme terremoto. ¿Qué podemos implementar para reducir la pérdida de aprendizajes, o al menos para no seguir aumentándola?
Roberto Araya